jueves, 14 de mayo de 2015

Familias ensambladas

Por siempre fuerte (Forever Strong)


“Forever Strong”, es una película de Ryan Little, protagonizada por Sean Faris acerca de un jugador de Rugby, que vi a insistencia de uno de mis hijos postizos (hijo de mi esposo), a quien le encanta este deporte. En realidad hasta antes de ver esta película, nunca sentí mucha curiosidad por esa disciplina. Ver jugadores grandes y robustos, aplastarse entre sí, no me resultaba muy atractivo. Mi hijo es fuerte y grande, así que por ese lado, no estaba preocupada.

Pero grande fue mi sorpresa al darme cuenta que este deporte encierra mucho más. Es una disciplina que integra y compromete a los miembros de un equipo a trabajar juntos, destacando lo mejor de cada uno para lograr así tener éxito.

Rick Penning (Sean Faris), el protagonista, es uno de los mejores jugadores del equipo en el cual su padre es el entrenador, pero a la vez, es un chico, soberbio, rebelde y conflictivo. Tras un accidente de auto, que él mismo ocasiona y en el que casi pierde la vida su novia, es enviado a un centro de detención en Salt Lake City, lo que le impedirá seguir jugando en el equipo de su padre justo antes de iniciarse las prácticas para el campeonato. Por fortuna para el chico rebelde, su preceptor le da la oportunidad de integrarse a un equipo de Rugby de alta montaña, donde tendrá que aprender a manejar sus impulsos y aires de grandeza para poner su talento a favor de su equipo y trabajar junto con ellos como una familia. Esta tarea no resultará nada fácil para él, acostumbrado a ser la estrella de su equipo anterior, pero gracias a esta experiencia, la perspectiva de su práctica cambiará. Su nueva  “familia deportiva ensamblada" le inculcará los valores del grupo, que le darán finalmente otro significado a su vida.


Sucede en las películas. 
Sucede en la vida Real 
…y en las organizaciones.


Cada miembro de una organización tiene  talentos y aptitudes especiales, razón para ocupar un determinado puesto. Pero,  ¿qué sucede cuando no ponemos ese talento a favor de nuestro equipo? ¿Estamos dispuestos a ceder nuestros cinco minutos de fama y atención de los directores a favor del éxito grupal en una campaña? Es más, si soy el jefe, ¿estoy dispuesto a darle a mi equipo el crédito de una gran idea? Sería lo ideal, pero no siempre sucede así.

 Diariamente, en mi trabajo, conozco distintos Jefes de marca (Brand Managers), Gerentes Generales (Ceos), Gerentes de Marketing, etc. cuya posición frente al trabajo en equipo, es un factor determinante para el desarrollo óptimo de un proyecto. He tenido el caso de jefes que se toman el tiempo para escuchar todas las opiniones, equivocadas o no, de los miembros de su equipo para tomar una decisión. Esta actitud fomenta un ambiente cordial y de confianza donde todas las opiniones cuentan y los miembros se sienten respetados. Asimismo, he tenido el caso contrario, los que temen que un subordinado o jefe de otra área comente algo que pueda poner en duda su capacidad para desempeñar el cargo. También he tenido oportunidad de ver  “bandos” a favor de un jefe o del otro, o el rechazo de los miembros antiguos a las ideas de los miembros nuevos que se incorporan a la organización, por temor a que estos últimos los “serruchen”. Todo esto sólo crea confusión, inestabilidad y desconfianza, generando un ambiente hostil donde difícilmente se puede llegar a un acuerdo y menos aún, desarrollar algún tipo de proyecto, o por lo menos uno que tenga éxito. ¿Cómo alinear valores y comprometer a los colaboradores de una organización con su misión, si ni siquiera existe unión y respeto entre ellos? Peor aún, ¿cómo pretenderlo, si la cabeza, el jefe de área, el "entrenador" de ese equipo, no se ha ganado el respeto y confianza de su gente?


Una gran familia ensamblada 

Las organizaciones son como familias ensambladas, personas que vienen de distintos ámbitos con sus propios talentos, aptitudes y características, las cuales fueron adquiridas en el camino por distintas experiencias. A la vez, sus miembros asumen un compromiso con la organización a la que pertenecen actualmente, porque se sienten a gusto en un ambiente que les permite crecer y desarrollarse.

Como toda familia, existen normas que se respetan y espacios para compartir. Si bien todos son diferentes, una familia bien cohesionada, respeta esas diferencias y encuentra complementos para apoyarse unos a otros. Tiene claro que si bien cada uno de sus miembros tiene un talento especial, la participación de TODOS es necesaria hasta imprescindible diría yo, para lograr el éxito. Existe una meta en común y van hacia ella.

Por otro lado, así como los miembros de un equipo deben tener espíritu de participación y colaboración, se necesita de un líder capacitado y creativo para encontrar soluciones acertadas ante determinadas situaciones, que sepa elegir bien los canales de comunicación con su gente y fomente un ambiente de colaboración constante. El equipo necesita un “entrenador” que confíe en las capacidades de sus miembros y a la vez aprenda de ellos, logrando enfocarse en la meta y dirigiéndolos hacia ella.

En mi experiencia profesional, he sido miembro de varios equipos, con los que me he sentido a gusto y en confianza, como jefe, como aliada y como miembro también, con los que me he comprometido totalmente, trabajando por el bien común. Pero hay una organización de la que soy cabeza junto con mi “socio”,  a la que le tengo preferencia, la que merece mi mayor dedicación y compromiso, donde hago uso de toda mi creatividad para encaminar a mi gente hacia el bienestar común. Esta organización a la que pertenezco es mi familia ensamblada. Conformada por mi esposo, mis dos hijos biológicos, mis dos hijos postizos y yo. Ahí vamos, aceptándonos y respetándonos, asumiendo retos y creciendo, como organización familiar y seres humanos.

Suerte e inspiración y hasta la próxima!

Ana Maria Chacaltana

Directora Creativa
www.apropositopublicidad.com







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